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Cómo empezó todo :)

Aquel día me apetecía ir de compras con mi madre, quería comprarme unos pantalones y unas camisetas que había visto anteriormente. Era verano, últimos de junio y la calor era insoportable. 
Ese día me puse mi camiseta favorita por esas fechas ( amarilla de la kitty ) y unos pantalones vaqueros cortos. La mañana se me había echo eterna. Ya había terminado de comprar y nos dirigimos a coger el autobús para llegar a casa. 
Pasamos por un camino del paseo en el que había varios chicos jugando a un frontón con una pelota no muy grande. Al pasar por delante de ellos , algo en mi se aceleró, sí, se me había agitado el corazón de una manera exagerada, algo me estaba pasando. Se me fueron los ojos hacia él, un niño rubiejillo, con los ojos color miel, vestido con una camiseta blanca y unos pantalones cortos de fútbol rojos. El brillo de mis ojos era como las luces de un campo de fútbol, se me habían iluminado los ojos nada más verlo.
Continuamos de camino a la parada del autobús, que estaba situada a unos 10 metros, justo enfrente de donde se encontraban los chicos, de donde se encontraba él. 
Mi madre me seguía hablando y rayándome la cabeza con preguntas del tipo: qué vamos hacer para comer? crees que te vas a poner los pantalones que te has comprado?... , pero mi cabeza no estaba para responder a las dichosas preguntas, mi cabeza estaba en otro mundo, no podía parar de mirarlo, mis ojos se volvieron incontrolables, no podía hacerme cargo de ellos, tan sólo estaban fijos en él, ese chico que nada más verlo había hecho palpitar mi corazón. 
El autobús no llegaba, y la forma con la que le miraba ya era exagerada, él se dio cuenta de que no paraba de mirarlo y se cohibió un poco y dejó de jugar, y yo todavía seguía con mi mirada fija en él, ( Si hubiera sido él, hubiera pensado que me estaría hechando mal de ojo o que le había caído mal ) seguro que eso también pensó el muchacho. Fueron unos 10 minutos los que me tuvieron cegada en él.
 Llega el autobús y no paro de darle vueltas a su cara, a recordar e intentar examinar como era su cara, para intentar decirselo a alguien para poder hablar con él y conocerlo de alguna manera, pero nada, no me sabía el dato más importante: su nombre.
Llegué a casa y mi cabeza aún seguía pensando en ese cruce de miradas...

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